jueves, 16 de octubre de 2014

De la entrada a la boca del dragón.



Y otra calada y el ardor de estomago empeora...
y no tengo pastillas y se me vuela la cabeza.

Fuera la lluvia sigue azotando las calles,
no sé, hace mil días que no salgo
y la nicotina se acumula...

Ganas de nada como desayuno continental
y la galerna del mar en la mirada.
No quemé las naves, se me hundieron.

Murmuran por ahí que nunca debe perderse,
si, una tal esperanza...
esa que andaba en bragas por mi casa,
esa a la que eché a la calle
por obscena y mentirosa.

Ojalá hibernar con cuatro nueces
hasta la próxima primavera...
ojalá la luna no fuera de corcho
y mi paladar la posada común
de este olor a gasolina,
de este tacto gelatinoso y ardiente.

Lo llamaban futuro
y se perdió en los labios
de los predicadores de  horizontes.
Lástima que nunca se llega
cuando estás, o no te queda
o irremediablemente ya es presente.

Y si, joder, hablo sola
me quedo con los ojos perdidos
odio cada latido que me recuerda,
que me gime al oído : Estas viva.

Templo de sofá
bolsas vacías..
y la puta lluvia,
la puta lluvia sigue golpeando la ventana...
me llama cada tarde para bajar a jugar
creo que la muy imbécil no sabe
que a quien viene a buscar, ya no existe.